A lo largo de varias semanas de abordaje con entrevistas y talleres, he asistido a la 3 Cumbre “Trauma resiliencia y plenitud”, de la mano de Cristina Melo.
Dedico estas palabras para expresar que para mi estos días intensos, han supuesto todo un “viaje”, recorriendo caminos olvidados. Me he sentido nutrida tanto personal como profesionalmente, por la variedad de voces y experiencias que se han ido sucediendo a lo largo de la cumbre.
He de reconocer lo valioso que ha sido el clima que se ha generado en el encuentro de todos y cada uno de los participantes, de los talleres. Las entrevistas han tenido la profundidad y alerta hacia la problemática de la edad adolescente.
Simbólicamente han sido un “grito de atención” al respecto del abuso de las pantallas móvil, en las vidas de los niños y jóvenes. También se ha puesto el foco en los efectos en el desarrollo de la sexualidad en niños y jóvenes con un libre acceso a contenidos totalmente inapropiados, y por supuesto la necesidad de poner límites amorosos y con presencia de los adultos.
La llamada a la acción organizada, la conciencia de los riesgos para la salud mental y emocional de nuestros hijos, jóvenes, y la urgencia que supone poner medidas, de apoyo mutuo.
Sin embargo, esta ha sido una cumbre en la que no solo ha consistido en escuchar sino que las mismas dinámicas generadas, y conducidas en los distintos talleres, por los diferentes ponentes, ha facilitado realizar un recorrido desde la propia experiencia de la etapa adolescente, para tomar conciencia, y poder recuperar, acoger, valorar, comprender y rescatar la experiencia propia, hasta poder mirar atentamente la realidad de la etapa crucial y tan poco atendida como se merece, de los niños y adolescentes de hoy.
“De la mano de un niño de doce años, vine a la Cumbre, a conocer mas como poder ayudarlo, desde mi acompañamiento a su familia. Y he de decir que he podido conectar con mi niña de trece años que fui. Por un momento creo que se dieron la mano, y se acompañaron un ratito”.
Tomar conciencia de la adolescencia como etapa crucial, en el desarrollo de la persona, y estar presente acompañándola, es una tarea fundamental.
Un mensaje de esperanza, a extender, debemos cuidar a nuestros adolescentes, “los que fuimos, los que son, y los que serán” y ello requiere de los cuatro pilares: VER-lxs, RECONOCERlxs, CO-REGULAR-lxs Y PROTEGER-lxs. Todo un compromiso.
Un saludo seguiremos en contacto.
Lola Cayuela Serrano. Madre, docente y terapeuta
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