
1.- RECUPERAR, RECONECAR NUESTRA PRESENCIA CON EL CONTEXTO
Se trata de rehacer el contacto, o hacerlo por primera vez entre todas las personas, recuperando la escuela, el centro, el curso como un espacio de encuentro, de diálogo… “las relaciones interpersonales son clave para el aprendizaje. El aprendizaje no es una cuestión tecnológica, sino humana”. Cabe insistir en la necesidad de dar un giro y huir de un sistema educativo que prioriza las pantallas, mas que las relaciones entre las personas.
2.- PRIORIZAR, PRIMERO MIRARSE Y DESPUÉS ACOGER.
Darnos tiempo y espacio para recuperar el tejido amoroso que configura el encuentro en la (escuela, el curso, el grupo). Priorizar el contacto, el encuentro entre compañeros y compañeras, con las familias, los niños etc.
Posibilitar y generar espacios que acojan y nos hagan sentir que nos encontramos en un lugar seguro y lleno de confianza.
Todos estos ambientes son necesarios para restaurar la confianza y fortalecer el puente que nos vincula los unos con los otros.
3.- UNA ESCUELA ABIERTA AL CONOCIMIENTO DE LAS FAMILIAS.
Mantener una buena comunicación con las familias. Ellas son las que saben, mejor que nadie, en que punto se encuentran sus hijos e hijas. “Es imprescindible que los padres y madres nos sintamos reconocidos por la institución y que tengamos un lugar de respeto”. Debe existir una declaración explícita de que la tarea educativa parte de las familias y ellas dan su permiso para que la escuela pueda ocuparse de sus hijos e hijas, en su proceso de aprendizaje, según C.Parellada.
4.- REHACER EL DIÁLOGO.
Es necesario hoy mas que nunca generar espacios de diálogo en las escuelas. Un espacio amable, donde todas las partes puedan compartir complicidades, un puente de comunicación necesario para hablar de la escuela que queremos y que la comunidad necesita.
5.- DAR PASO AL TIEMPO Y A LOS RITOS.
Un tiempo dedicado a los rituales, es un acto lleno de simbología que avisa al alma de aquello que está pasando o pasará, decía Subonfu Somé. Generar rituales de acogida permite a los niños acompañarlos emocionalmente en esta nueva etapa. Cabe recordar que el cerebro integra rápidamente pero el corazón necesita tiempo para incorporar lo nuevo. Cada niño, familia, maestro, educador…. Tiene su propio ritual.
6. ABIERTA CON ALEGRÍA
Los niños, que acompañamos, están plenamente conectados con la vida y la alegría de vivir. Habrá que permitir que la escuela siga este río, donde nos sentimos con el pleno permiso para expresar la alegría y dar un lugar para observarnos y ver como vivimos y compartimos con las familias esta abundancia.
7.- HACER VISIBLES LAS EXPECTATIVAS
Generar espacios de encuentro y propuestas donde los diferentes miembros de la comunidad educativa: familias, educadores, maestros… puedan hacer visibles cuales son sus expectativas para este curso nuevo. Dejando espacio a lo que está por venir.
Una oportunidad para mirar lo que hay, y hacer aflorar el tejido intangible que también configura la escuela.
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Feliz comienzo.
Lola Cayuela.
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